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Jesús fue con ellos. Y cuando ya estaba cerca de la casa, el capitán mandó a unos amigos a decirle:

―Señor, no te molestes, pues no merezco que entres en mi casa. Por eso no fui yo mismo a buscarte. Yo sé que con una sola palabra que digas, mi siervo sanará, pues yo mismo estoy acostumbrado a obedecer las órdenes de mis superiores y también a dar ordenes a mis soldados. Si yo le digo a uno: “Ve” él va, y si le digo al otro: “Ven” él viene. Y si le digo a mi siervo: “Haz esto”, él lo hace.

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